Aunque pueden llegar a confundirse, los conceptos ‘contemporáneo’ y ‘moderno’ tienen matices que los hacen diferentes. Especialmente si los utilizamos en el ámbito de la decoración, porque cada uno representa un estilo con características propias que conviene conocer para poder elegir entre ambos y dar con la opción más acorde con nuestros gustos.
Para que tengas más claras las similitudes y deferencias entre uno y otro, hoy en Vía Célere vamos a darte todas las claves para distinguir la decoración contemporánea y la moderna. Así sabrás cuál va más contigo o incluso podrás mezclarlas con gusto a la hora de dejar lista tu casa. ¿Nos acompañas?
Normalmente, entendemos que algo ‘moderno’ es actual, pero en decoración este término se utiliza para definir un estilo característico del pasado reciente. Su origen estuvo en la Revolución Industrial, si bien hoy se identifica con la primera mitad del s. XX y, de forma más específica, con el período que va de la década de 1920 a la década de 1950.
En cambio, la decoración ‘contemporánea’ es bastante más actual. De hecho, se emplea habitualmente para definir el estilo que impera hoy en día, aunque realmente como concepto surgió en la década de 1970. Inicialmente representaba una mezcla de estilos que incluía tanto el modernismo como el posmodernismo, además de influencias de otros movimientos, como el futurismo o el art déco.
Desde entonces, no ha dejado de cambiar y evolucionar, porque la decoración contemporánea siempre representa las tendencias más actuales en este ámbito. Se podría decir que es el estilo más popular en cada momento, por lo que no está anclado en una época concreta del pasado. Así que esto es lo que lo diferencia claramente de la decoración moderna: mientras esta es reciente, pero representa un estilo de principios del siglo pasado, el contemporáneo se renueva constantemente para hablarnos de lo que se lleva hoy.
Que no signifiquen lo mismo no quiere decir que estos dos estilos sean radicalmente diferentes o incluso opuestos. Es más, desde el punto de vista decorativo comparten algunas características:
Ahora que ya sabemos cómo podemos decorar una vivienda con lo más destacado de estos dos estilos decorativos, llega el momento de conocer también las características que los diferencian. De forma que, si tuvieras que elegir, puedas decantarte por aquel que te guste más.
Este es un estilo que refleja las tendencias decorativas de hace aproximadamente 100 años. Está fuertemente influenciado por la arquitectura modernista y la escuela Bauhaus, por lo que apuesta por diseños de origen alemán y escandinavo. Esto es, líneas puras y ángulos rectos, con predominio de colores claros, como el blanco y el beige, aunque pudiendo contrastar en ocasiones con el negro.
Además, los materiales son naturales, por lo que predominan los muebles y las superficies de madera, piedra, cuero y metal. Todos ellos reflejan perfectamente la producción industrial característica de principios del s. XX, porque permiten ofrecer acabados pulidos y minimalistas, evitando la ornamentación y el juego con las texturas.
A la hora de elegir los muebles, ten en cuenta también que en la decoración moderna es importante que sean simples y funcionales. Los diseños modulares encajan muy bien con este estilo, así como los ergonómicos, por lo que se da prioridad a la comodidad frente a la estética. De hecho, lo que se intenta es crear un ambiente que transmita sobriedad y orden, así que es una opción decorativa bastante contenida que no nos permite demasiada expresividad ni personalización.
En primer lugar, es importante que evitemos entender este estilo como algo estático o inmutable. La decoración contemporánea evoluciona junto a la sociedad, de manera que las características que la distinguen hoy probablemente no serán las mismas que lo hagan dentro de una década.
Sobre los colores, aunque también prefiere los tonos neutros, no tiene problemas en crear contrastes y en dar algo más de ‘vida’ a sus espacios con colores vibrantes e intensos, como el turquesa, el azul eléctrico, el coral o el verde esmeralda. Esto le da más margen para experimentar y para utilizar texturas, por lo que la decoración contemporánea es más personalizable y flexible que la moderna.
En lo que respecta al mobiliario y sus materiales, también ofrece más margen y se muestra más expresiva. La madera, el metal y acero son frecuentes, pero igualmente se pueden incluir acabados más modernos, como el plástico de calidad y el mármol, así como tejidos como el terciopelo o la piel sintética.
Además, en su caso la comodidad no está reñida con el atractivo visual. Sus muebles también suelen tener formas suaves, pero apuestan más por líneas curvas y diseños orgánicos; mientras que se aporta calidez y confortabilidad con superficies acolchadas y agradables al tacto. Por ello, no tiene problema en incorporar cojines o alfombras para crear ambientes acogedores, cálidos y dinámicos en contraste con el estilo más sobrio y frío de la decoración moderna.
Como ves, son dos opciones que buscan la simplicidad y la funcionalidad para decorar nuestra vivienda con buen gusto. Pero cada estilo representa una época distinta y aborda el diseño de interiores de forma diferente: mientras la decoración moderna es más seria, minimalista y contenida, la contemporánea es más expresiva, flexible y arriesgada.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a tener más claro cuál de ellas encaja mejor con tu forma de ser. O, si lo prefieres, también puedes valorar otras muchas opciones decorativas gracias a la guía de interiorismo que hemos hecho para ti, y que puedes descargar totalmente gratis a continuación.
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