Vía Célere implanta un nuevo modelo con el que ahorrar ente un 7% y un 22% de los tiempos de ejecución de una obra

La forma como construimos ha evolucionado muy poco y, contrariamente a otros sectores, podemos decir que las prácticas inmobiliarias actuales no se ajustan al siglo XXI. Es por eso que el gran desafío de constructoras y promotoras está en innovar en el proceso de ejecutar la obra. Vía Célere, empresa multinacional inmobiliaria, ha puesto en marcha esta nueva metodología con la que pretende ahorrar entre un 7 y un 22% en sus tiempos de ejecución del edificio.

La promotora de Juan Antonio Gómez-Pintado, una de las más activas y comprometidas tanto con la innovación del sector inmobiliario como con la eficiencia energética en los procesos constructivos, pone en marcha un nuevo procedimiento llamado “Sistema del Último Planificador” con la que busca la mejora continua de los procesos.

El Sistema del Último Planificador (SUP) convierte los proyectos en cadenas de pequeños compromisos que han de articularse permanentemente. Las revisiones de los compromisos en diferentes niveles de la planificación (inicial, semanal y diaria) favorecen que el trabajo fluya de forma más predecible, más seguro y con menos ineficiencias.

Para Miguel Pinto, director de innovación de Vía Célere: “Este sistema cambia el modelo tradicional de ejecutar donde la dirección de obra impone a todos los oficios de forma unidireccional lo que hay que hacer y cuando hacerlo. Se trata de pasar a un sistema de gestión de equipos tan común en otros sectores y que asume que la última persona de la cadena sabe cómo hacer su trabajo y cuáles son sus necesidades. Por eso, lo que pretende es que los oficios se conviertan en planificadores y se comprometan con ello, ahorrando tiempo improductivo y, en consecuencia, aumentando la rentabilidad del proyecto”.

Las principales ventajas son: un cambio de sistema que no exige ninguna tecnología especial; la coordinación es mejor entre los oficios; hay menos imprevistos; mejora de forma sustancial la prevención y seguridad en obra; y, lo más importante, se eliminan actividades ineficientes y, por ello, se ejecuta más rápido.

“Las constructoras que no innoven y adapten este sistema a sus procesos desaprovecharán una oportunidad de mejora.”, concluye Miguel Pinto.