¿Qué buscamos al decorar nuestra casa? Más allá de que luzca bonita y agradable a la vista, la mayoría de las personas procuramos que este espacio tan personal e íntimo sea lo más acogedor posible. Al fin y al cabo, pasamos muchas horas en nuestro hogar, así que es lógico querer impregnarlo de nuestro estilo y esencia para sentirnos felices en él.
Pero no siempre resulta sencillo conseguir que el hogar se perciba realmente confortable. Esto se complica aún más en los meses más fríos, cuando no basta con calentar las estancias para hacerlas habitables: también es fundamental darles un toque especial en la decoración. El objetivo es que inviten a quedarse en casa y disfrutar de planes tranquilos, como conversar en familia, jugar con los niños, ver una película, leer o escuchar música.
Sin embargo, no todos los estilos decorativos lo consiguen por igual. Así que hoy en Vía Célere queremos presentarte la decoración de estilo hygge, una de las soluciones más acogedoras y confortables para recibir el invierno en casa. ¿Te atreves a conocerla?
Al oír hablar de ella, lo primero que sorprende es su nombre. Este es de origen noruego, ya que proviene del término ‘hugga’, el cual se traduce como ‘bienestar’. Sin embargo, este estilo decorativo es danés, ya que la palabra se utilizó por primera vez en el país en el s. XIX y desde entonces ha ido evolucionando hasta convertirse casi en un estilo de vida.
Actualmente, para ellos representa todo lo que es ‘acogedor’, entendiendo esto como una actitud hogareña para afrontar los largos y fríos inviernos escandinavos. Esta es la razón por la que en danés existe el adjetivo ‘hyggeligt’, el cual se utiliza mucho cuando, al despedirse, una persona quiere agradecer a sus anfitriones lo bien que se ha sentido durante su visita.
Además, en Dinamarca hay apenas 7 horas de sol al día en invierno, por lo que es normal pasar la mayor parte de las jornadas el hogar. Lo que ha provocado que el concepto se traslade a las casas para reflejar un estilo decorativo único que también triunfa en todo el mundo.
Antes de darte ideas concretas para aplicar esta filosofía a tu hogar, te damos algunas claves para que entiendas mejor qué la hace única y especial:
El invierno está ya aquí, pero todavía estás a tiempo de dar un giro y transformar tu vivienda en un espacio hygge para que se sienta más acogedora que nunca y sorprendas a todas tus visitas. No tienes más que seguir las siguientes recomendaciones.
Para el estilo hygge la luz del sol es un bien muy preciado, así que hay que favorecerla en la medida de lo posible. Es recomendable subir las persianas y abrir las cortinas durante el día para dejarla entrar, además de utilizar espejos para reflejarla y dejar que ocupe todos los espacios. Y de noche, la intención es crear una atmósfera cálida y acogedora. Por lo que podemos utilizar elementos que den una luz tenue, como pequeñas lámparas de mesa, guirnaldas de luces, bombillas de baja temperatura (de unos 2.700K) e incluso velas.
Otros métodos de decoración y organización en el hogar —como el Konmari de Marie Kondo— nos recuerdan que el exceso de objetos y el desorden nos alejan de la felicidad y el bienestar. Así que el hygge también aplica este principio y nos pide que evitemos el caos y la acumulación de elementos que no resulten útiles o prácticos.
En su lugar, debemos quedarnos solo con lo que vayamos a usar. Por ejemplo, en el salón necesitaremos el mobiliario básico para relajarnos y ponernos con nuestros quehaceres diarios, como leer, ver la televisión, comer o, simplemente, descansar. Y una vez que tengamos claro qué mesas, sillones, sillas o estanterías necesitamos, deberemos distribuir todo el mobiliario de la mejor forma para aprovechar bien el espacio y transmitir una sensación de orden y amplitud.
Debemos evitar tonos que resulten estridentes o llamativos. En su lugar, lo habitual es pintar y decorar con tonos suaves y colores cálidos: su paleta típica incluye el blanco, el beige, el gris claro y los tonos tierra. De hecho, estos últimos son especialmente útiles para espacios de nuestro hogar como el recibidor o el salón, porque resultan confortables y acogedores a la vista.
Y si estos colores nos parecen algo aburridos, podemos combinarlos con tonos pastel para dar vida a las habitaciones sin perder la armonía y tranquilidad que caracteriza a la decoración de estilo hygge.
La naturaleza también es sinónimo de paz, tranquilidad y desconexión. Así que este estilo intenta que nuestra casa se sienta lo más natural posible. Para ello, prioriza el uso de materiales como la madera, la piedra, la lana, el algodón o el lino para el diseño de muebles y la confección de los textiles.
Por lo tanto, en salones y cuartos de estar es habitual encontrar alfombras, mantas, cojines y tapicerías fabricadas con fibras animales y naturales, porque ayudan a transmitir el calor y confort que persigue la decoración de estilo hygge. También son frecuentes los objetos decorativos de cerámica, como tazas y jarrones, además de la presencia de plantas y flores frescas que aporten vida y alegría.
Ten en cuenta que este estilo decorativo está pensado para que pases bastantes horas en casa. Así que, a la hora de escoger el mobiliario, prioriza que este te resulte cómodo, práctico y funcional.
Por ejemplo, los sofás y sillones tienden a ser grandes y mullidos para acurrucarse en ellos y descansar de forma agradable; mientras que elementos como las mesas, armarios o estanterías destacan por sus líneas sencillas y la ausencia de adornos innecesarios. Aunque estos últimos se pueden combinar también con modelos de formas más sinuosas o redondeadas, como espejos ovalados, ya que estos pueden aportar un toque de modernidad y distinción al conjunto.
Si la estancia es lo suficientemente amplia o vives en familia, la decoración de estilo hygge también te invita a crear tu propio espacio personal para disfrutar de tus ratos de desconexión. Puedes delimitar el área visualmente mediante una alfombra o la disposición del mobiliario, o utilizar separadores físicos como biombos. Y una vez que hayas definido esta zona, podrás decorarla a tu gusto con objetos personales y muebles confortables; asegurándote también de que esté bien iluminada para lo que vayas a hacer en ella, como leer, dormir o meditar.
La decoración hygge es flexible y ofrece ciertas libertades creativas y decorativas. Así, se podría decir que no hay un estilo único, sino infinitos: tantos como personas dispuestas a aplicarla en sus hogares.
Partiendo de la premisa ya comentada de no sobrecargar el entorno con objetos o elementos que sean innecesarios, podemos adornar las habitaciones con detalles personales, como fotografías, recuerdos de viajes o pequeños objetos de valor emocional. Por ejemplo, puedes colocar tus fotos en marcos de madera clara o usar una manta de lana sobre el sillón. De esta manera, conseguirás que ese rincón no tarde en convertirse en tu lugar favorito de la casa.
¿Qué te parece la decoración de estilo hygge para animar tu Navidad y empezar el nuevo año con felicidad y energías renovadas? Estos 7 consejos son un buen punto de partida para transformar tu hogar durante la época más fría del año y crear espacios acogedores y confortables tanto para ti como para tu familia.
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