El agua es un bien indispensable que no puede faltar en ninguna vivienda, por lo que suele ser el primer suministro que damos de alta al llegar a un nuevo hogar junto a la luz y el gas. Sin embargo, normalmente es el más económico de ellos, por lo que muchas personas no se preocupan demasiado de moderar su consumo para reducir su gasto en esta parcela.
Según datos del INE, cada español consume 128 litros diarios de media y el coste del metro cúbico es de 1,92 euros. Así, en una familia de cuatro personas se utilizan 15.360 litros mensuales, por lo que sus facturas son de casi 30 euros. Aunque este es un dato relativo, porque el precio depende mucho de la zona del país donde se resida: por ejemplo, la diferencia entre la provincia más económica (Guadalajara) y la más cara (Barcelona) puede ser de hasta el triple de dinero.
En cualquier caso, independientemente de donde vivas, hoy en Vía Célere queremos darte algunos consejos para que puedas ahorrar agua en el baño, porque es el lugar de casa donde más la utilizamos.
Más allá de las viviendas que cuentan con jardín propio y necesitan el agua para su mantenimiento, el baño es, por delante de la cocina, la estancia donde más se utiliza este recurso. La Fundación Aquae señala en este sentido que 7 de cada 10 litros se utilizan en el aseo, ya que estas son las actividades que más consumen:
Así, si nos centramos en ahorrar agua en el baño y conseguimos nuestros objetivos, es muy posible que no tardemos en ver resultados en nuestra factura a final de mes. Por eso, queremos proponerte estos consejos cotidianos de fácil aplicación.
El primer paso para ahorrar agua en el baño es mentalizar a la familia de la importancia de no malgastar este recurso. Un reciente estudio reveló que en España entre el 75 % y el 84 % de la población tiene un hábito de higiene diario, por lo que la elección de la ducha en vez del baño puede servir para ahorrar cerca de un centenar de litros al día.
Además, también es importante aplicar el sentido común en actividades comunes como las que ya hemos mencionado: lavarse las manos, cepillarse los dientes, etc. En estos casos, por despiste, descuido o despreocupación, es posible que dejemos el grifo abierto más tiempo del necesario, con la consiguiente pérdida de litros. Así que cerrarlo cuando no necesitamos el agua también contribuirá, paulatinamente, a reducir nuestro gasto.
Y, por último, tampoco podemos olvidar la importancia de controlar las descargas de la cisterna, para no utilizarlas cuando realmente no es necesario. En este caso, lo conveniente es esperar a que el agua del inodoro esté lo suficientemente sucia para sustituirla.
Enlazando con lo que acabamos de comentar, también podemos instalar una cisterna de doble descarga para que nos ayude a ahorrar agua en el baño. Esta precisamente está pensada para ayudarnos a optimizar los consumos, porque su sistema permite hacer una descarga parcial de menos agua para evacuar los residuos líquidos y otra descarga completa para eliminar los residuos sólidos. Así, la decisión será mucho más sencilla de tomar en cada momento.
Uno de los principales motivos de utilizar más agua de la necesaria a la hora de ducharse o bañarse es el tiempo que se necesita para que este alcance una temperatura óptima para nuestro cuerpo. Se calcula que cada minuto que tenemos abierto el grifo se pueden desperdiciar entre 6 y 12 litros; y si tenemos en cuenta que en algunos casos se pueden llegar a esperar dos minutos, el consumo se puede llegar a disparar.
La velocidad a la que se calienta el agua y el consumo dependen del tipo de calentador del agua, la distancia de este a la ducha o bañera y el caudal del grifo. Aunque este problema puede minimizarse con la instalación de una grifería termoestática, la cual permite regular de forma automática la temperatura del agua a medida que sale. De esta manera, ahorraremos tiempo y litros cada vez que necesitemos ducharnos.
Junto a la opción termoestática, también podemos añadir cabezales eficientes para las salidas del agua en duchas y lavabos. Su ventaja es que reducen la cantidad de agua que sale por el grifo, pero sin que percibamos que esta pierde presión. Esto puede ayudarnos a ahorrar agua en el baño en hasta un 50 % respecto a los grifos sin esta instalación, por lo que recortaremos considerablemente el gasto sin prácticamente notar diferencia a la hora de ducharnos o lavarnos las manos.
En no pocas ocasiones, sin darnos cuenta, podemos abrir el grifo en modo caliente sin que realmente queramos que el agua esté a una temperatura alta. Esto hace trabajar a la caldera y, por tanto, también supone un mayor consumo energético y de agua. Pero, por suerte, podemos evitar estas situaciones si contamos con grifos de apertura en frío: estos están diseñados para que al abrirlos solo nos ofrezcan agua fría, por lo que para calentarla deberemos cambiar la posición del mando. Con lo cual, nosotros siempre decidiremos qué temperatura necesitamos en cada momento.
¿Quién no ha tenido en casa, en alguna ocasión, un grifo que gotea lentamente? Esta es una avería clásica que, por su aparente poca importancia, podemos dejar pasar durante días o semanas antes de ponerle solución. Pero lo que pocos saben es que una salida de agua que gotea constantemente puede llegar a perder más de 30 litros diarios, incrementando la factura anual del hogar en algo más de un 5 %.
Por lo tanto, cuanto antes la reparemos, más agua ahorraremos en casa y menos se resentirá nuestro bolsillo. De hecho, en algunos casos puede tratarse de un problema fácil de solucionar y que, con unos mínimos conocimientos, podremos arreglar incluso nosotros mismos con algo de tiempo y habilidad.
Si nuestro compromiso con el ahorro del agua en el baño es importante, podemos dar un paso más allá y esforzarnos para reutilizar una parte importante del agua ‘gris’ que queda tras nuestras duchas. La opción más sencilla e inmediata es colocar un cubo bajo el grifo para no perder el agua que cae mientras esperamos a que se caliente, de forma que luego podamos utilizarla para regar plantas, lavar ropa a mano o limpiar suelos, ventanas y baños.
O también podemos utilizar sistemas de reciclaje doméstico que se encargan de recoger y filtrar el agua procedente de la ducha y el lavabo. Estos la filtran e incluso pueden llegar a desinfectarla, para que luego pueda utilizarse en la cisterna del inodoro o lavadora.
Como acabas de ver, muchos de estos consejos son de fácil aplicación. Así que te animamos a implementarlos poco a poco en tu día a día, ya que, si lo haces, podrás conseguir grandes resultados que beneficiarán tanto a tu bolsillo como al medioambiente. Especialmente si los combinas con otras recomendaciones que incluimos en nuestra guía gratuita para ahorrar en casa, y que puedes descargarte a continuación. ¡Esperamos que te resulte muy práctica!
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